Serguei Lavrov, tras seis meses de guerra en Ucrania: «No habrá piedad»

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Rusia tiene una nueva mártir: Daria Dugina. Vladimir Putin ha firmado un decreto otorgando la Orden del Valor a título póstumo a la hija asesinada del filósofo nacionalista Alexander Dugin, el mismo que durante años abogó por la creación de un nuevo imperio ruso que dominase el territorio de países como Ucrania. Moscú, que ha señalado a los servicios secretos ucranianos como autores del atentado, ha homenajeado a la asesinada en una ceremonia de despedida en el centro de televisión Ostankino de la capital, en medio de invectivas y amenazas contra Ucrania.

En la ceremonia de recuerdo, Dugin ha señalado que su hija había muerto por Rusia. «Si su trágica muerte ha conmovido a alguien, [ella] le habría pedido que defendiera la sagrada ortodoxia, el pueblo y la patria», ha dicho Dugin, vestido de negro y visiblemente emocionado. «Ella murió por Rusia, en la patria y en el frente, que no está en Ucrania sino aquí», ha agregado.

Rusia mantiene su versión de que fue Natalia Vovk una supuesta agente de los servicios secretos de Ucrania, quien perpetró el asesinato. «Un crimen vil y cruel», según el presidente ruso, Vladimir Putin: «Dugina demostró con hechos lo que significa ser patriota de Rusia».

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El gobierno ucraniano ha negado la responsabilidad del ataque, calificándolo como el resultado de luchas internas rusas. Pero Moscú no suelta presa ante este crimen. «No puede haber piedad para sus autores intelectuales y perpetradores», ha dicho el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, en una conferencia de prensa. «No puedo juzgar si fue un acto de intimidación o un ataque por un hecho concreto. Creo que este es un crimen bárbaro que nunca podrá ser perdonado», ha subrayado Lavrov.

Cientos de personas han despedido a Daria Dugina. Destacados políticos, compañeros nacionalistas y amigos han desfilado frente al ataúd de madera oscura en una sala del centro de televisión de Moscú. Leonid Slutsky, líder del partido nacionalista LDPR, ha predicho que las calles y plazas llevarían el nombre de Dugina antes de hacer un llamamiento a la unidad. «Un país, un presidente, una victoria», ha dicho Slutsky a los presentes. Slutsky ha pronosticado que habría calles con el nombre de Dugina no solo en Rusia sino «en Kiev cuando sea liberada del nazismo».

En la misma línea ha hablado Serguei Mironov, líder de Rusia Justa: «El fascismo debe ser destruido en su guarida, que hoy, lamentablemente, está en Kiev. Y los clientes y creadores de este fascismo están en Washington. El juicio de la historia los alcanzará de todos modos». «La victoria será el mejor monumento a Dasha», ha añadido Mironov.

«Las personas que luchan contra nosotros no entienden que el pueblo ruso no está formado solo por aquellos que están vivos ahora. Está formado por aquellos que vivieron antes que nosotros y vivirán después. Y seremos más fuertes con la sangre de nuestros mártires», ha añadido Konstantin Malofeyev, amigo cercano de la familia y magnate nacionalista. «Debido a su muerte, definitivamente ganaremos esta guerra», ha dicho.

Una gran fotografía en blanco y negro de Dugina, muerta a los 30 años, colgaba de una pared negra detrás de su ataúd mientras sonaba música melancólica en el centro de televisión Ostankino. Dugina trabajaba como periodista y comentarista de medios nacionalistas.

El ala dura del putinismo está conmocionada por este atentado, cometido con descaro en las afueras de Moscú. El régimen de Putin está cimentado bajo unas garantías de seguridad hacia adentro que, en ocasiones, son incompatibles con aventuras expansionistas hacia afuera.

En el aire flotaba una pregunta inflamable. ¿Cuál debería ser la respuesta ahora de Rusia? Dimitri Kiselev, responsable del entramado de medios propagandísticos del gobierno ruso, desgranó las prioridades: «Por un lado, la desnazificación y desmilitarización de Ucrania. Sin concesiones. Y unidad interior, porque para nosotros, este evento trágico e impensable es una razón para unirnos y ser más fuertes».

Durante las últimas horas, algunos habían caldeado el ambiente. «No entiendo por qué todavía hay edificios en la calle Bankova en Kiev», dijo en referencia a la zona donde están las oficinas gubernamentales, ha declarado Tigran Keosayan, presentador de un programa progubernamental en la cadena NTV. «Es poco probable que la muerte de Dugina cambie el estatus radical de la Operación Militar Especial y conduzca a una movilización general y una contraofensiva… aunque a muchos les gustaría», ha aventurado el canal de Telegram pro-Kremlin ‘Nezygar’.

La embajada de Estados Unidos en Kiev ha avisado sobre una mayor posibilidad de ataques militares rusos. Todo esto mientras Ucrania se prepara para conmemorar su independencia de la URSS, un 24 de agosto de 1991. El presidente Volodimir Zelenski ha prometido que cualquier ataque ruso provocaría una poderosa respuesta, mientras los ucranianos recuerdan que se cumplen seis meses desde que Rusia lanzó sus tropas contra su país.

Si el coche bomba está realmente relacionado con la guerra, significaría que, por primera vez, desde febrero la violencia desatada contra Ucrania ha llegado a la capital rusa. Y encima ha acabado afectando a la familia de un notable partidario del Kremlin en uno de los suburbios más prestigiosos de Moscú.

Aunque Alexander Dugin no es un funcionario, se le considera una figura cardinal de la política rusa. Su filosofía antioccidental se ha convertido en la ideología política dominante y ha ayudado a dar forma a la política exterior expansionista de Putin, especialmente en lo referido a Ucrania. Su argumentario ultranacionalista se ha reflejado en la opinión de Putin de que Ucrania no podía ser independiente a menos que estuviera subyugada a Rusia, un pretexto clave para su ataque en febrero. Su hija Daria había apoyado enérgicamente ese enfoque belicista.

El clima de odio y agravio en la élite pueden propiciar un cambio de intensidad de Putin en Ucrania. Los nacionalistas más radicales -y, también, algunos críticos insatisfechos con el enfoque militar ruso- han instado durante meses a una movilización general, un camino que el Kremlin ha evitado porque sería impopular.

El Kremlin ha preferido minimizar la guerra presentándola como una «operación militar especial», más fácil de defender políticamente, aunque limitada en su alcance y potencia. Si Putin da un salto cualitativo en Ucrania será más difícil ocultar las bajas militares.

El atentado ha quebrado el sentimiento de seguridad que tenía el ‘coro putinista’, que normalmente celebra cada derechazo del presidente contra sus vecinos. «Somos muy conscientes de la situación. Personas invisibles que hablan el mismo idioma que nosotros están matando a nuestros hijos», ha lamentado el ultranacionalista Slutsky.