Portland, el bastión progresista de EE.UU. que retiró fondos a la policía y ahora vuelve a aumentarlos

Portland, en el noroeste de EE.UU., fue escenario de prolongadas protestas tras la muerte de George Floyd a manos del agente Derek Chauvin en 2020. Las autoridades respondieron al pedido de desfinanciación de la policía, pero poco más de un año después restituyeron parte de los fondos. ¿Qué sucedió?

Analía LlorenteBBC News Mundo, Portland, Oregón

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«Ser agente de policía en general es un trabajo difícil. Ser agente de policía en Portland… Creo que es una de las áreas más desafiantes del país. Es peligroso, demandante y estresante».

El sargento Aaron Schmautz, presidente de la Asociación de Policía de Portland, habla con BBC Mundo y reflexiona sobre los dos últimos años en la ciudad más grande del estado de Oregón, en el noroeste de EE.UU.

Y es que Portland fue escenario de las protestas más prologandas del país tras la muerte del afroestadounidense George Floyd el 25 de mayo de 2020 a manos del policía Derek Chauvin en Mineápolis, Minesota.

Fueron meses y meses de manifestaciones de múltiples organizaciones defensoras de los derechos de las minorías, como Black Lives Matter, en contra de la violencia policial y la discriminación.

La mayoría fueron pacíficas, pero muchas otras fueron violentas, con disturbios y vandalismo.

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Entre los reclamos de las protestas estaba el de defund the police («desfinancien la policía»), un llamado a las autoridades para que recorten el presupuesto de las fuerzas de seguridad y así frenar lo que consideran como violencia policial contra la población.

Se trata de un pedido que se replicó a nivel nacional y que estuvo respaldado por numerosas figuras del Partido Demócrata.

Portland, al igual que una veintena de ciudades estadounidenses, implementó esa medida como respuesta a las demandas de las protestas.

En junio de 2020, la ciudad recortó US$15 millones -los manifestantes pedían recortar US$50 millones- del presupuesto policial e informó que ese dinero sería reasignado a otros programas e iniciativas locales.

Sin embargo en noviembre de 2021, solo un año y medio después, las autoridades locales decidieron incrementar el presupuesto policial -de unos US$230 millones- en US$5,2 millones.

¿Qué hay detrás de este cambio radical en las políticas sobre el financiamiento de la fuerza policial? y ¿por qué desde la comunidad negra opinan que esta fue una oportunidad perdida en Portland?

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¿Un bastión progresista?

Existe un estereotipo de Portland.

Se dice que es una utopía liberal, una ciudad convertida en un bastión progresista, que incluso tiene un lema -no oficial- que la define como extraña, inusual o excéntrica: Keep Portland weird (Mantén a Portland rara).

Muchas de las ciudades en ambas costas de Estados Unidos tienden a tener una ideología política alineada a los valores del partido Demócrata. Portland encaja en esta descripción.

Así como las prolongadas protestas de 2020, la ciudad fue y es escenario de movimientos de izquierda radicales.

Esa imagen progresista de Portland también se la puede apreciar en su economía diversa y sus negocios hipsters.

Al caminar por varios de sus barrios se encuentran negocios de diseñadores de indumentaria sustentable, cervecerías artesanales y estudios de fotografía creativa que fomentan la imagen corporal positiva.

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Portland comenzó a formar esta identidad después de la Segunda Guerra Mundial por un boom económico y cultural alimentado por un considerable aumento de población con estudios calificados y la creación de nuevos negocios tecnológicos.

Esto propició también un ambiente para el activismo social de causas ambientales y la lucha por los derechos de los pueblos originarios y los homosexuales.

Portland se había convertido en una ciudad vibrante y vanguardista.

Pero otros sectores de Portland muestran una realidad distinta. En el centro histórico, decenas de personas duermen en la calle y se percibe una sensación de inseguridad respaldada por cifras de incremento de criminalidad.

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Para varios de los locales, la ciudad tiene poco o nada de progresista.

«Los habitantes de Portland protestaron durante más de cien días y el mundo pudo haber interpretado que hay una postura progresista, que queremos mostrarles cómo hacer esto», describe a BBC Mundo la activista de la comunidad negra Teressa Raiford.

«Pero en realidad aquí hay un ambiente tan racista y tan violento que nos vimos obligados a continuar las protestas porque esa era la única manera de comunicar los problemas que tenemos», dice Raiford que es fundadora de Don’t Shoot Portland, una organización que presentó varias demandas legales contra los gobiernos local y federal por el uso de armas químicas en las protestas de 2020.

Oregón, y Portland en particular, tienen un largo historial de racismo.

En 1859, al ingresar a la Unión durante la Guerra de Secesión, Oregón fue el único estado que prohibió explícitamente que las personas negras vivieran, trabajaran o fueran dueñas de propiedades dentro de sus fronteras.

Y hasta 1926 seguía siendo ilegal que las personas negras vivieran dentro de Oregón. Aunque en la práctica no se aplicaba, se desincentivaba la presencia de negros en el estado.

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Esto propició un espacio para la concentración de población blanca y de ideas radicales como las del grupo Ku Klux Klan.

Las políticas de exclusión continuaron y hasta hace menos de una década Portland era retratada como «La ciudad más blanca de Estados Unidos», con un 72,2% y solo 6,3% de afroestadounidenses. Hoy, sigue estando entre las 10 primeras.

«Obviamente, las leyes cambiaron pero mucho de su cultura se mantuvo. Hay una tremenda cantidad de racismo en Portland», asegura el afroestadounidense Ron Herndon, director del programa Albina Head Start y un longevo activista de los derechos de las minorías en Oregón.

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Del mismo modo opina Elizabeth ‘Rami’ Gunn, una joven de 21 años que trabaja como cuidadora de personas mayores, pero que fue homeless y protestó en las calles de Portland por cerca de seis meses en 2020.

«Puede que ya no haya segregación, pero con 17 años estuve presa y me pagaban US$0,75 la hora por lavar la ropa. Si eso no es esclavitud ¿qué es?», asegura a BBC Mundo.

Teressa Reiford

En Portland hay un ambiente tan racista y tan violento que nos vimos obligados a continuar las protestas»

Teressa Reiford
Activista de la comunidad negra y fundadora de Don’t Shoot Portland.

Violencia en la ciudad

En 2021, Portland registró el año más violento en su historia.

Ocurrieron 90 homicidios, superando ampliamente el récord anterior de 66 en 1987, según datos de la Oficina de Policía de Portland.

Otros hechos delictivos mostraron también un incremento progresivo, dicen las autoridades, con más de 1.200 tiroteos y más de 350 personas heridas en el último año.

Durante el fin de semana del 19 y 20 de febrero de este año, tres personas perdieron la vida en diferentes tiroteos en la ciudad. La policía local dice que en solo cuatro días recibió al menos 10 denuncias de tiroteos, según el canal de TV local Katu.

«Hay un aumento sustancial del crimen y la violencia en Portland. Hay una disminución significativa en la seguridad pública y definitivamente comenzó cuando nuestro equipo fue desmembrado», afirma el sargento Schmautz, responsabilizando al recorte de presupuesto de la policía.

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Mientras se aplicaba la medida de desfinanciamiento de la fuerza, decenas de agentes de policías renunciaban o se retiraban en Portland.

«Creo que la escasez de policías en Portland está directamente asociada a lo que los agentes experimentaron en la ciudad en los últimos dos años», analiza Schmautz.

Analía Llorente

Entrenar a los policías cuesta dinero y tiempo. Y no hay suficientes oficiales ¿Por qué alguien querría trabajar aquí? No tienen apoyo»

Marta Guembes
Cónsul honoraria de Guatemala en Oregón y defensora de los derechos de los latinos

El presidente de la Asociación de Policías de Portland opina que en general muchos de los disturbios que suceden en la ciudad son originados por eventos que ocurren al otro lado del país y eso afecta la seguridad pública.

«Puedes hacer tu trabajo excelente y correctamente. Luego sucede algo a 3.000 millas de distancia, entonces tu comunidad dice que eres malo. Ese es un ambiente difícil para trabajar», dice en referencia al asesinato de George Floyd en Mineápolis, a unas 1.730 millas (2.780 km) al este de Portland.

Ser policía «pasó de ser una profesión respetada y noble a algo en lo que tu propia familia puede verse afectada. Solo la existencia misma de ese uniforme en tu cuerpo cambia la perspectiva que la gente tiene de ti».

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¿Es desfinanciar a la policía la solución?

A casi dos años de la muerte de George Floyd y con un cambio de políticas en direcciones opuestas, varias calles y fachadas de viviendas en Portland aún muestran el reclamo de desfinanciamiento de la policía.

Este pedido cuenta con argumentos a favor y en contra, incluso dentro de la comunidad negra.

«La solución es desfinanciarlos. Invertimos cientos de millones de dólares en ellos que podrían ir a recursos públicos, vivienda, mejores servicios de educación, salud mental para ayudar a las personas que han experimentado problemas con ellos. Creo que todo el mecanismo policial no es sostenible», opina Teressa Raiford.

«Si desfinanciamos a la policía ya no vamos a tener prejuicios (sobre las minorías) allí. Tenemos que dejar de darles ese poder», dice por su parte ‘Rami’ Gunn.

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Pero Ron Herndon, quien en el pasado estuvo involucrado en las conversaciones para abordar la mala conducta policial y presionar por cambios, cree que el desfinanciamiento es un error.

«A la comunidad negra le encantaría ver reformas. No quiere seguir viendo a la policía asumir que si eres una persona de color, eres culpable. Pero la mayoría de los negros no apoya la desfinanciación porque disminuye la presencia policial en sus vecindarios», afirma.

Marta Guembes, cónsul honoraria de Guatemala en Oregón y defensora de los derechos de los latinos piensa que «la mayoría de los policías son buenos, pero hay una minoría mala que hace daño, entonces se ve como que toda la policía es mala».

«Ellos están para cuidarnos y servirnos. Pero desde los recortes, la violencia en la ciudad aumentó y hay menos policías», añade.

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Estados Unidos cuenta con uno de los sistemas policial más descentralizados del mundo. Existen alrededor de 18.000 departamentos de policía diferentes en el país.

«La gente piensa que los departamentos de policía están sobrefinanciados y operan en contra del público, en lugar de hacer cosas buenas», afirma Maria Haberfeld, presidenta del Departamento de Leyes, Ciencias de la Policía y Administración de Justicia Criminal en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (Cuny).

«La verdad es que el 80% o 90% del presupuesto corresponde a sueldos de policías y, lo que queda, tal vez el 10%, es para entrenamiento y equipos», explica la experta a BBC Mundo.

«Entonces, el único dinero que realmente se puede tocar es el de la financiación del entrenamiento y esto es exactamente lo contrario de lo que se necesita», opina Haberfeld que también es la directora académica del programa de estudios del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD).

Naim Hasan

Creo que hubo una oportunidad que se perdió. Y ahora solo queda desconfianza»

Ron Herndon
Director del programa Albina Head Start y un longevo activista de los derechos de las minorías en Oregón.

La especialista asegura que existe una profunda desconexión entre la gente y la policía.

«No puedo exigir que la ciudadanía entienda de qué se trata la vigilancia. Pero puedo pedir a los jefes de la policía que sean más abiertos y transparentes sobre lo que pueden hacer, lo que no pueden hacer, lo que hacen y por qué lo hacen», señala.

Según Haberfeld, los jefes de policía en Estados Unidos son totalmente dependientes de los políticos y es a estos últimos a quiénes hay que presentar los reclamos.

«Es muy conveniente decir que la policía es responsable del racismo, pero no es el caso. Esto no quiere decir que no debamos tener una mejor fuerza policial. Pero el movimiento de desfinanciamiento de la policía va en contra de eso. Para tener una mejor policía necesitas invertir en reclutamiento y en entrenamiento», asegura.

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Más fondos para la policía

A finales de 2021, Portland decidió restablecer los fondos recortados a la policía tras un año de un número récord de homicidios y la mayor escasez de personal policial de la ciudad en décadas.

El pasado noviembre, el alcalde de Portland, Ted Wheeler, anunció un incremento de US$5,2 millones en los fondos destinados a la policía para acelerar la contratación de agentes.

«Los habitantes de Portland tienen derecho a sentirse seguros. Me comprometo a invertir en programas que mejoren la seguridad pública de manera urgente y estratégica», dijo Wheeler en un video oficial.

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Portland no es la única ciudad que implementó este giro radical en su política sobre el presupuesto policial.

En ciudades como Nueva York y Los Ángeles, donde ocurrieron algunas de las protestas más grandes tras la muerte de George Floyd y con gran historial de violencia policial contra la comunidad negra, los departamentos de policía están recibiendo nuevamente fondos por similares motivos que en Portland: aumento de homicidios, éxodo de oficiales de policía y presiones políticas de sectores más conservadores.

Algunos representantes de la comunidad negra en Portland dicen que no les sorprende la decisión y la rechazan.

Otros opinan que ese dinero tiene que regresar a la policía y que debe ser con una comunicación transparente de cómo se usará para mejorar el desempeño de la fuerza y brindar un mejor servicio de seguridad en Portland.

«Creo que las largas protestas fueron una oportunidad para muchas personas diferentes, negros, latinos, blancos, de demostrar que no estaban satisfechos con el status quo, principalmente contra la mala conducta de la policía», resume Ron Herndon.

«Pero no se logró mucho. No veo un cambio institucional en el funcionamiento de la policía. Creo que hubo una oportunidad que se perdió. Y ahora solo queda desconfianza», concluye.

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