Macron, Scholz y Draghi llegan a Kiev para reunirse con Zelenski

Macron, Scholz y Draghi llegan a Kiev para reunirse con Zelenski

Guerra en Ucrania Scholz, Macron y Draghi viajarán a Kiev el jueves para escenificar la unidad europea Guerra en Ucrania Xi Jinping le dice a Vladimir Putin que China continuará apoyando a Rusia en materia de «soberanía y seguridad»

El canciller alemán Olaf Scholz; el presidente francés, Emmanuel Macron; y el primer ministro italiano, Mario Draghi, tienen previsto viajar hoy juntos a Kiev para un cara a cara con el presidente Volodimir Zelenski. Será una visita corta en la que las tres grandes economías de la Unión Europea y miembros del G7 reiterarán el apoyo que han venido mostrando con Ucrania, pero en esta ocasión dentro de los márgenes de la realpolitik. Las conversaciones, a la que podría sumarse a última hora el primer ministro rumano, Klaus Johanis, no serán para el presidente ucraniano un camino de rosas.

Hay tres citas muy importantes a la vista. La cumbre del Consejo Europeo de los próximos 23 y 24 abordará la cuestión del estatuto de país candidato de Ucrania. A esa cita le seguirá la reunión del G-7 en Berlín y de la cumbre de la OTAN en Madrid. En ambos caso, el dossier Ucrania estará igualmente sobre la mesa. Por otro lado, la guerra se alarga en el tiempo y una parte de la UE liderada por Francia, Alemania e Italia abogan por una salida negociada que le ponga fin. En esa eventual mesa de negociaciones quiere y debe estar Europa.

El embajador ucraniano en Alemania, Andrij Melnyk, ha hecho dos peticiones cruciales. Ucrania quiere un compromiso claro y sin condiciones de que obtendrá el estatus de país candidato a la adhesión a la UE y que el Consejo Europeo de la próxima semana adopte esta decisión histórica por unanimidad. En segundo lugar, el levantamiento de todas las cortapisas al suministro de las armas pesadas y se preste a Ucrania un apoyo masivo con todos los recursos realmente disponibles de los ejércitos y de la industria armamentística.

Zelenski ha pedido a los líderes europeos que viajen a Ucrania que no vayan con los bolsillos vacíos y con la sola disposición de hacerse una foto. Se plantean pues dos escenarios. El optimista es que el trío dé a Zelenki lo que pide, luz verde al suministro de armas pesadas y estatuto de adhesión a la UE. El realista es que ninguno incumpla el acuerdo no escrito entre los socios de la OTAN de no enviar armas pesadas a Ucrania para evitar una confrontación directa con Rusia y que tampoco abran el camino de Ucrania al ingreso en la UE, pues no depende ni de ellos ni de la Comisión Europea, sino del conjunto de Estados miembros. Y en la UE hay división de opiniones. Polonia, Lituania, Estonia, Letonia e Irlanda quieren que el Consejo Europeo decida un resultado claro e inequívoco y a favor de Ucrania. Alemania se había mostrado más moderada, calificando de posible una candidatura sujeta a condiciones. Dinamarca se mostró más escéptica, argumentando que la guerra en sí no debería ser un factor». Hay que seguir el procedimiento habitual.

La UE no es una ONG y aunque la solidaridad con Ucrania es palpable, la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dejado claro que no hay atajos para el ingreso en la UE. El país, sumido en una guerra, no está en condiciones de proceder a las reformas que requiere la UE. Cierto es que el proceso negociador puede prolongarse décadas y que para entonces la guerra habrá terminado y Ucrania, apuntalada por esa perspectiva europea, podría eventualmente cumplir los requisitos de adhesión. Pero la concesión del estatuto de país candidato implica voluntad de ampliación y para muchos países de la UE, empezando por Francia, lo que la UE necesita no es una ampliación sino profundizar en la integración.

Sería un agravio comparativo para esos países y para las naciones de los Balcanes Occidentales que llevan años esperando esa perspectiva europea.

Hacerle ver que las posibilidades de que Ucrania recupere todos los territorios ocupados por Rusia, incluida Crimea, son muy escasas. A medida que la guerra se prolonga surge el cansancio y desinterés de la opinión pública, se agotan los recursos de los países proveedores de armamento y cede la presión. Que la negociación con Rusia es inevitable. La ‘realpolitik’ duele porque requiere concesiones. Si se va a acordar un alto el fuego en un futuro próximo y se van a iniciar las negociaciones sobre las condiciones para poner fin a la guerra -y Occidente no quiere menos-, Zelenski debe ser capaz de ofrecer algo.

A medida que sigue la guerra crece el peligro de que los Estados de la UE se vean arrastrados a la lucha y que ésta acabe convirtiéndose en una tercera guerra mundial. Pero incluso sin este escenario de horror, las repercusiones económicas de la guerra están cada vez más cerca. La explosión de los precios de la energía, la ruptura de las cadenas de suministro y los miles de millones gastados en armamento y ayuda plantean enormes problemas a los gobiernos. Además, el Sur global se ve amenazado por la hambruna ante la falta de envíos de trigo desde Ucrania, lo que a su vez puede desencadenar nuevos conflictos y movimientos de huida.

El papel de Alemania, Francia e Italia desde la invasión rusa de Ucrania se ve con ojos críticos en varios Estados de Europa del Este. La jefa de Gobierno de Estonia, Kaja Kallas, instó recientemente a la gente a dejar de llamar a Putin, pues de lo contrario no le llegaría el mensaje de que está aislado. Estas críticas iban dirigidas a Scholz y Macron, que mantienen regularmente contactos con Putin y hablan con él por teléfono.

En los Países Bálticos y en Polonia, pero también en Ucrania, se teme que Berlín y París puedan presionar a medio plazo a los dirigentes de Kiev para que acepten un alto el fuego y cedan así territorio a Rusia. El hecho de que Macron advirtiera en una entrevista que no se debe humillar a Rusia ha reforzado estos temores.

Otro capítulo decisivo en el frente bélico es el expediente del trigo. Que, según algunas esperanzas, podría avanzar gracias a Rumanía. La presencia de Johanis podría ser el primer paso hacia un acuerdo sobre cereales que, en lugar de dirigirse a los puertos, aproveche la densa red de canales del Delta del Danubio. Como ha dicho Draghi en su reciente visita a Israel, hay que trabajar rápido para tener corredores seguros para el transporte de granos, pues en unas semanas estará lista la nueva cosecha y será imposible almacenarla.