La UE estudia sancionar a las dos hijas de Putin

La UE estudia sancionar a las dos hijas de Putin

En vivo Última hora de la invasión rusa a Ucrania Especial Los oligarcas rusos de Putin

La Unión Europea está estudiando incluir en la nueva lista de sanciones contra Rusia por las matanzas de civiles ucranianos a las dos hijas de Vladimir Putin, Maria y Katerina, según informa la agencia de noticias Bloomberg. De acuerdo con esa información, la decisión de incluir a las hijas del dictador ruso aún no ha sido adoptada, y en caso de que así fuera debería ser ratificada por todos los miembros del bloque, algo que no está claro que vaya a suceder. En todo caso, el mero hecho de que Bruselas esté planteándose actuar sobre las finanzas personales de las dos ‘zarinas’, como las calificó en 2015 una detallada investigación de la agencia de noticias Reuters, parece indicar que la UE quiere lanzar un mensaje de advertencia a Putin.

La vida de las dos hijas de Putin está rodeada de secreto, aunque hay tres elementos clave que comparten con el resto de la élite rusa: son muy ricas; son muy poderosas; y han pasado su vida a caballo entre su país y Europa Occidental. Así pues, que sea la institución europea más importante la que haya propuesto sancionarlas no deja de tener un cierto toque irónico.

La hija menor de Putin se llama Katerina, y tiene 35 años. Entre 2013 y 2018 estuvo casada con el multimillonario Kiril Shamalov, hijo del oligarca Nikolai Shamalov, uno de los principales accionistas del banco Rossiya, considerado por los países occidentales como «la entidad financiera de la élite rusa», y del gigante del petróleo y el gas Sibur.

El matrimonio fue propietario, entre otros activos, de una vivienda valorada en 3,7 millones de dólares, en Biarritz, en el País Vasco francés, que compró a Genadi Timchenko, otro viejo amigo del presidente ruso. En 2015, Reuters estimó el patrimonio de Kiril y Maria en unos 1.800 millones de euros. Kiril Shamalov procede del grupo de aliados de Putin de la época en la que éste ejercía la política municipal en San Petersburgo, en la década de los noventa. Ha hecho toda su fortuna después de que Putin llegara al poder.

Katerina nació en la ciudad alemana de Dresde cuando Vladimir Putin era espía de la KGB, la policía política soviética. Tras la caída del Muro de Berlín la familia se trasladó a San Petersburgo, pero tanto ella como su hermana fueron enviadas de nuevo a Alemania, donde recibieron la mayor parte de su educación. La persona encargada de velar de ellas fue el ex agente de la Stasi Mathias Warnig. Posteriormente, Warnig sería el consejero delegado de la empresa, con sede en Suiza, Nord Stream, que construyó el controvertido gasoducto Nord Stream 2, de Rusia a Alemania, un proyecto defendido por tres cancilleres alemanes: los socialistas Gerhard Schroeder y Olaf Scholz, y la conservadora Angela Merkel. En una muestra más de los vínculos entre la élite alemana y el régimen de Putin, Schroeder lleva trabajando para Nord Stream desde que hace 17 años dejó la política.

La hija menor de Putin es física y matemática, y trabaja en Nomenko, una empresa que está desarrollando un proyecto privado en el sector de la salud. En el pasado, ha sido bailarina acrobática, lo que tal vez haya tenido algo que ver con la decisión del Gobierno ruso de construir un complejo para la práctica de esa disciplina por valor de 2.000 millones de rublos (22 millones de euros).

La hija mayor de Putin se llama Maria, y cumple 37 años el 28 de este mes. Es médico y, según Bloomberg. Dirige un centro de Inteligencia Artificial (IA) en la Universidad de Moscú. Su marido es el empresario holandés Jorrit Faasen, con el que, de hecho, vivió en Holanda, en la localidad de Voorschoten, una zona de clase alta situada cerca de La Haya. Ambos parecen haberse ido de Países Bajos a Moscú cuando en 2015 Rusia derribó sobre Ucrania un avión de pasajeros en vuelo de Holanda a Malasia, matando a sus 298 ocupantes.