La OTAN desplegará cuatro batallones en Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria

La OTAN desplegará cuatro batallones en Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria

Directo Las últimas noticias de la guerra

La OTAN desplegará lo antes posible cuatro batallones (battlegroups) en Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria, los vecinos de Ucrania que hasta ahora no contaban con uno. Así lo establecerán mañana los jefes de Estado y de Gobierno en su encuentro de emergencia en Bruselas, según ha adelantado este miércoles el secretario general, Jens Stoltenberg.

Tras la invasión de Ucrania hay cientos de miles de soldados europeos en alerta en todo el continente. Hay 100.000 tropas norteamericanas y 40.000 soldados bajo mando directo de la Alianza, concentrados sobre todo en el Este, con respaldo aéreo y naval. Pero los 30 creen que no es suficiente. «En la Cumbre de mañana adoptaremos más decisiones. Los líderes mostrarán su acuerdo con más fuerzas en el flanco este, por tierra, mar y aire. El primer paso será el despliegue de cuatro nuevos batallones de la OTAN en Bulgaria, Hungría, Rumanía y Eslovaquia. Junto a las fuerzas ya presentes en los países bálticos y Polonia, esto supondrá contar con ocho batallones multinacionales en todo el flanco este, desde el mar Báltico al Mar Negro. Nos enfrentamos a una nueva realidad para nuestra seguridad así que debemos restablecer nuestra disuasión y defensa a largo plazo«, ha señalado Stoltenberg en la comparecencia previa a la cumbre extraordinaria.

La OTAN trabaja para responder a la amenaza a corto plazo. Para redefinir, en la cumbre de junio en Madrid, el «concepto estratégico», puesto que el actual cumple ahora 12 años y ha quedado obsoleto. Y para reflexionar cómo fortalecer la disuasión y defensa ante la nueva realidad del expansionismo ruso. Los batallones son un primer paso, pero para la idea es pasar de lo que se conoce como Tripwire forces, que son despliegues pequeños que sobre todo muestran el compromiso de defensa, a una fuerza más permanente, con tropas pero también equipo y suministros considerables.

Esta guerra está teniendo y a va a tener implicaciones profundas en la relación con Rusia, que lleva ya unos años muy deterioradas. La OTAN mantiene desde 2014 política de doble pilar: disuasión y diálogo, y ahora no hay dudas de que se va a incrementar el peso de disuasión. Pero de esta reunión y de la Madrid deben salir más cosas. Una revisión del documento fundacional de las relaciones Rusia-OTAN, el concepto estratégico ya mencionado, la relación respecto a los potenciales aspirantes (más Suecia o Finlandia que Ucrania). Es de esperar que si bien no haya cambios de fondo sí que se toque el lenguaje futuro para reforzar el principio de que todos tienen derecho a elegir su futuro.

De cara a los próximos meses hay tres temas básicos: disuasión y defensa, prevención y gestión de crisis y seguridad colectivas. La invasión rusa no los cambia, pero sí puede alterar su peso, porque los vecinos del Este presionan con fuerza para dar, lógicamente, más relevancia al último, convertirlo en el eje principal. Igualmente, un elemento renovado son las relaciones con la UE. La agresión rusa ha generado una dinámica que hasta ahora había sido imposible. Una cercanía y sintonía notable, que conlleva de inicios que la UE esté siendo invitada como actor propio a las cumbres y reuniones de ministros de la Alianza.

Sin embargo, a pesar de todo lo que tienen en común, y de la evidente complementariedad que ha quedado de manifiesto, ambas partes son incapaces de formalizar una declaración conjunta en la que llevan trabajando años. La UE está siendo capaz ahora de llegar a lugares a los que la Alianza no puede, como armar a Ucrania abiertamente, por ejemplo, sin provocar un choque abierto con Moscú. Y hay buenas relaciones a nivel de staff, pero ambas entidades siguen buscando formas de capitalizar la situación.

Desde 2014, los aliados han entrenado a las fuerzas armadas de Ucrania y han fortalecido significativamente sus capacidades. Están poniendo en práctica ese entrenamiento ahora, en primera línea, con gran valentía. En los últimos meses, los aliados han intensificado el apoyo militar. Suministro de sistemas antitanques y de defensa aérea, drones, combustible y municiones, así como ayuda económica. Mañana, espero que los aliados acepten brindar apoyo adicional, incluyendo asistencia en ciberseguridad, además de equipos para ayudar a Ucrania a protegerse contra amenazas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares», ha señalado Stoltenberg. «La invasión del presidente Putin es brutal. Y el sufrimiento humano es horrible y doloroso de presenciar. Estamos decididos a hacer todo lo posible para apoyar a Ucrania, pero tenemos la responsabilidad de garantizar que la guerra no se intensifique más allá de Ucrania y se convierta en un conflicto entre la OTAN y Rusia. Esto causaría aún más muerte y aún más destrucción», ha reiterado cerrando cualquier puerta, por enésima vez, a una implicación más directa, incluyendo cualquier posibilidad de cierres del espacio aéreo.

En Londres, en diciembre de 2019, en las conclusiones de la OTAN se leyó un párrafo muy poco habitual. «Reconocemos que la creciente influencia de China y sus políticas internacionales presentan oportunidades y desafíos que debemos abordar juntos como una Alianza», decía el texto. Es la primera vez en su historia que los líderes atlantistas ponen al gigante asiático en la mirilla, abriendo una reflexión sobre la visión estratégica dedicada históricamente a Moscú o al terrorismo internacional. «La OTAN se centró primero en la Unión Soviética y luego en Rusia. Es la primera vez que se analizan conjuntamente, según varias evaluaciones, las oportunidades del auge de China, pero también los desafíos. La mera idea de que los 29 lo aborden es un paso importante en la dirección correcta. No es un asunto unidimensional, el auge económico chino crea oportunidades, millones de personas han salido de la pobreza. Pero China invierte también de forma importante en sus capacidades. Hace unas semanas probó un misil balístico que puede llegar a Europa, misiles supersónicos que habrían violado el IET si se hubiera sumado», dijo entonces el secretario general.

El pasado mes de junio, Pekín volvió a estar presente. «Hay una fuerte convergencia entre los aliados. Vemos una oportunidad para interactuar con China en asuntos como el control de armas o el cambio climático, pero la creciente influencia y sus políticas internaciones son desafíos para nuestra seguridad, los líderes están de acuerdo en que hay que abordarlos de forma conjunta y actuar para defender nuestros intereses en seguridad. Nos preocupan sus políticas, que se enfrentan a los valores recogidos del Tratado de Washington. El aumento de su arsenal nuclear y otras armas sofisticadas», dijo entonces el noruego. Y mañana la cuestión volverá a ser protagonista.

«Nos enfrentamos a un entorno de seguridad fundamentalmente cambiante, en el que los poderes autoritarios están cada vez más preparados para usar la fuerza para salirse con la suya. Así que espero que también abordemos el papel de China en esta crisis. Pekín se ha unido a Moscú para cuestionar el derecho de las naciones independientes a elegir su propio camino. China ha brindado apoyo político a Rusia, incluso mediante la difusión de mentiras flagrantes y desinformación. Y a los aliados les preocupa que China pueda brindar apoyo material a la invasión rusa. Espero que los líderes pidan a China que cumpla con sus responsabilidades como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y se abstenga de apoyar el esfuerzo de guerra de Rusia. Queremos que se una al resto del mundo para pedir el fin inmediato y pacífico de esta guerra», ha añadido este miércoles Stoltenberg, abriendo un nuevo vector a un tablero de por sí grande, complicado y delicado.