La mujer asesinada al asomarse, la pareja de los siete balazos… «Los militares rusos están asesinado a civiles desarmados con crueldad indescriptible»

La mujer asesinada al asomarse, la pareja de los siete balazos… «Los militares rusos están asesinado a civiles desarmados con crueldad indescriptible»

Un hombre asesinado de un tiro en la cabeza cuando respondea los soldados rusos que no tiene tabaco mientras es retenido junto a su esposa en su propio sótano.

Una pareja sacada de su casa y tiroteada en la calle: «Mi padre tenía seis agujeros grandes en la espalda, mi madre tenía un agujero más pequeño en el pecho».

Tres hombres atacados por francotiradores mientras conducen un coche cargado de alimentos y fármacos en dirección a un refugio lleno de civiles.

Una mujer violada repetidamente a punta de pistola tras haber presenciado el asesinato de su marido.

Un grupo de personas arrasadas a disparos por francotiradores mientras buscan comida en una tienda destruida…

… Son algunos de los testimonios de una veintena de testigos y supervivientes recogidos sobre el terreno durante las últimas semanas por investigadores de Amnistía Internacional (AI) en aldeas y pueblos cercanos a Kiev, el nuevo capítulo de la documentación de la infamia.

«Las fuerzas rusas han ejecutado extrajudicialmente a civiles en Ucrania en aparentes crímenes de guerra. El asesinato intencional de civiles es una violación de los Derechos Humanos y un crimen de guerra. Estas muertes deben investigarse a fondo y los responsables deben ser procesados, incluida la cadena de mando». Son palabras de Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional al presentar este jueves el último informe de la organización tras los publicados con pruebas de civiles muertos en ataques indiscriminados en Járkov y Sumy Oblast, el ataque aéreo que mató a varias personas que hacían cola para conseguir comida en Chernihiv y los hombres, mujeres y niños viviendo bajo asedio en Jarkov, Izium y Mariupol.

El documento es una colección del horror, un recorrido sobrecogedor por los alrededores de la capital ucraniana durante las primeras semanas de la invasión rusa en su vertiente más inhumana: la que tiene como objetivo los civiles desarmados. Como dice Amnistía, una muestra de que esa población «está siendo asesinada en sus hogares y calles en actos de crueldad indescriptible y brutalidad impactante».

Hablamos de «homicidios deliberados, violencia ilegal e intimidación generalizada por parte de las fuerzas rusas». Y éstas son, según Amnistía Internacional, las pruebas:

Los tanques rusos llevaban un par de días en Bohdanivka, un pueblo cercano a Kiev. En la noche del 9 de marzo, una mujer de 46 años, su esposo, su hija de 10 y su suegra oyeron disparos a través de las ventanas. Ella y su marido gritaron a los soldados que eran civiles y estaban desarmados, pero los soldados rusos entraron en la casa y metieron a la mujer y a su esposo en la sala de calderas. «Nos obligarona entrar y dieron un portazo. Después de sólo un minuto abrieron la puerta, le preguntaron a mi esposo si tenía cigarrillos. Dijo que no, que no fumaba desde hacía un par de semanas. Le dispararon en el brazo derecho. El otro dijo: ‘Acaba con él’, y le dispararon en la cabeza». El hombre no murió de inmediato. Agonizó durante seis horas y media, con su mujer junto a él. «Lerogué… ‘Si puedes oírme, por favor mueve el dedo’. No movió el dedo, pero puse su mano en mi rodilla y la apreté. Le salía sangre. Cuando respiró por última vez, me volví hacia mi hija y le dije: ‘Parece que papá ha muerto'».

Kateryna Tkachova tiene 18 años y el 3 de marzo estaba con sus padres en su casa cuando unos tanques rusos con la letra ‘Z’ irrumpieron en Vorzel. Los padres le dijeron a Kateryna que se quedara en el sótano y salieron a la calle. Enseguida, la chica oyó disparos.»Una vez que pasaron los tanques, salté la cerca de la casa del vecino. Quería comprobar si estaban vivos. Miré por encima de la valla y vi a mi madre acostada de espaldas a un lado de la calle, y a mi padre boca abajo al otro lado de la calle. Vi grandes agujeros en su abrigo. Al día siguiente fui a verlos. Mi padre tenía seis agujeros grandes en la espalda y mi madre tenía un agujero más pequeño en el pecho».El informe de Amnistía cuenta que un voluntario involucrado en las tareas de evacuación de los alrededores de Kiev ayudó a Kateryna a escribir los nombres de los padres de la chica y las fechas de nacimiento y de muerte en un trozo de cartón que colocaron junto a sus cuerpos, que cubrieron con mantas.

En Hostomel, Taras Kuzmak llevaba días transportando alimentos y medicinas a civiles escondidos en refugios antiaéreos. El 3 de marzo estaba con el alcalde, Yuryi Prylypko y otros dos hombres cuando recibieron disparos de las fuerzas rusas. Uno de los hombres, Ivan Zorya, murió en el acto y los demás trataron de salir del coche. El alcalde fue herido, pero pudo esconderse con Taras detrás de una excavadora. Los francotiradores rusos estuvieron disparándoles durante horas. «Sólo podía escuchar al alcalde. Sabía que estaba herido, pero no sabía si era fatal o no. Sólo le dije que se quedara quieto, que no hiciera ningún movimiento… Nos dispararon de nuevo alrededor de las 15.00 horas, y aproximadamente media hora después de eso, entendí que no había vida en él. Hay una especie de respiración que alguien tiene justo antes de morir, su último aliento. A Iván Zorya le cortaron la cabeza, creo que deben haber estado usando algo de alto calibre», dijo Taras Kuzmak a AI.

También el 9 de marzo, unos soldados rusos entraron en la casa de una mujer en un pueblo al este de Kiev. «Mataron al marido y luego la violaron repetidamente a punta de pistola mientras su hijo pequeño se escondía en una sala de calderas cercana».

En Bucha, la ciudad de la que esta semana se han conocido decenas de casos de ejecuciones extrajudiciales, Milena ha contado a Amnistía Internacional que vio el cuerpo de una mujer tirado frente a su casa. La madre de esa mujer le contó a Milena que su hija recibió un disparo mientras miraba por encima de su valla a un vehículo militar ruso.

Sheriy Zakhliupanyy, de 39 años, decidió quedarse en Hostomel los primeros días de la invasión. Sus padres habían huido y hablaban con él todos los días hasta que dejó de contestarles.»Cuando preguntaron a los vecinos, dijeron que el 13 de marzo los rusos se llevaron a mi hijo del sótano. Cuando fueron a buscar a Serhiy, lo encontraron detrás de los garajes del mismo edificio… dijeron que le habían disparado en la cabeza», ha relatado a AI el padre deSheriy.

El informe relata también las experiencias de supervivientes que viven bajo las amenazas y la intimidación de las fuerzas rusas. En Hostomel, un hombre contó quevio un dormitorio entero de personas que se refugiaban de los bombardeos. Se vieron obligadas a salir y los oficiales rusos dispararon inmediatamente sobre sus cabezas, obligándolas a tirarse al suelo. Y dos hombres de Bucha relataron a AI que los francotiradores les disparaban regularmente cuando iban a rescatar comida de una tienda de comestibles destruida cerca de su casa.

Amnistía Internacional: «Los asesinatos deliberados de civiles, la violación, la tortura y el trato inhumano de los prisioneros de guerra son violaciones de los Derechos Humanos y crímenes de guerra. Quienes cometen directamente crímenes de guerra deben ser penalmente responsables de ellos. Según la doctrina de la responsabilidad del mando, los superiores jerárquicos, incluidos los comandantes y líderes civiles, como ministros y jefes de estado, que sabían o tenían motivos para saber de los crímenes de guerra cometidos por sus fuerzas pero no intentaron detenerlos ni castigar a los responsables, también debe ser considerados penalmente responsables».