La guerra afronta el «momento decisivo»: Rusia malgasta sus recursos bélicos y Ucrania trata de ganar terreno

Directo Guerra Ucrania – Rusia, noticias de última hora en directo Guerra en Ucrania Las razones que explican por qué nos interesa armar a los ucranianos

Durante los primeros días de guerra el ejército ucraniano emboscó unos cuantos vehículos de una de las columnas logísticas que alimentaban de comida y gasolina a las vanguardias rusas. Dentro de un camión encontraron una mercancía curiosa: un buen puñado de medallas con su cinta de tela y forma redonda con una figura femenina en relieve y unas letras en ruso formando la palabra «Kiev». Esas medallas, confeccionadas por el Kremlin para festejar la toma de la capital ucraniana, querían conmemorar una victoria que nunca existió.

La invasión rusa se ha transformado, por efecto de la resistencia ucraniana, la eficiencia de las armas occidentales y los errores en la estrategia del Kremlin, en otro tipo de conflicto. Los analistas militares tratan de adivinar, viendo los esfuerzos de unos y otros, cuales son los próximos objetivos a alcanzar antes de sentarse en la mesa de negociaciones. Con todos los matices de una situación bélica compleja, se adivinan ciertos avances ucranianos en el norte, donde las puntas de lanza rusas en torno a Kiev han sido no sólo frenadas, sino que en algunos casos han tenido que replegarse hasta 35 kilómetros en la zona de Irpín ante la pujanza de la contraofensiva y la falta de alimentos, gasolina y motivación de la tropa de Moscú.

En el sur la situación es diferente: la resistencia ha conseguido de momento rechazar los ataques en Mikolayev, la llave para lanzar la ofensiva final a Odesa, que no puede depender sólo de un desembarco anfibio, pero su resistencia decae en Mariupol tras semanas de asedio y destrucción por parte de la artillería rusa. Guillem Colom, experto de Global Strategy, asegura que «Los errores rusos se entudiarán en todas las academias militares. Ahora los frentes parecen haberse estabilizado y Rusia está adoptando una postura defensiva. Posiblemente esperan a que lleguen refuerzos a ciertos sitios para volver a la ofensiva. Esto ya no deja de ser una guerra de desgaste».

Las imágenes de satélite revelan la construcción de trincheras y pozos de tirador. Es decir, Moscú trata de protegerse y ganar tiempo en medio de un lugar hostil. Una fuente militar ucraniana, que desea no revelar su nombre y su cargo, comenta a este periodista mirando al cielo: «Cuando llegue la primavera, con su sol y su lluvia, crecerá la hierba alta en todas esas zonas, ideal para esconderse y emboscar todas esas fuerzas rusas detenidas en mitad de ninguna parte».

El experto Jesús Manuel Pérez Triana asegura que «los ucranianos llevan la iniciativa en dos áreas. Una es en torno a la capital y otra es en torno a la ciudad portuaria de Mikolayev, en dirección a Jerson. Así que podemos deducir que sus objetivos son impedir la caída de la capital, por ser el centro del poder del país y por su valor simbólico e impedir que los rusos avancen por la franja costera del Mar Negro y priven a Ucrania de sus puertos (Mikolayev y Odesa)».

Chistian D. Villanueva, director de la Revista Ejércitos, cree que «los objetivos rusos, tras el fracaso a la hora de decapitar al gobierno ucraniano y tras fallar también el intento de conquistar rápidamente ciudades importantes como Jarkov, así como de cercar completamente la capital, pasan por llegar a cualquier situación sobre el terreno que les permita negociar desde una posición de fuerza, de forma que puedan traducir ganancias militares en los objetivos políticos que se marcaron antes de la guerra», afirma.

«El problema es que, estando estancados sobre el terreno, habiendo perdido el ímpetu, sin movilizar a los reservistas y sin capacidad de retomar el avance, lo único que pueden hacer es seguir con la estrategia de imposición de costes, es decir, destruyendo poco a poco las ciudades y la economía ucranianas hasta que el Gobierno de Zelenski acepte las condiciones mínimas que puedan satisfacer a Rusia«.

Estos días los ucranianos viven con una sensación dual: por un lado, en el campo militar, saben que han conseguido frenar al invasor antes de que se cobre las plazas más importantes. Por el otro, empieza a comprender que el coste de esa resistencia será alto tanto en vidas como en materiales. «Estoy orgulloso de nuestro ejército», dice el conductor que estos días lleva a este periodista. «Pero tardaremos generaciones en levantar de nuevo nuestras ciudades si Putin sigue destruyéndolas».

Guillem Colom abunda en esa idea: «Rusia está ahora en esa estrategia clásica de imposición de costes para ‘desmilitarizar’ y dejar el país hecho unos zorros. Cuando vi que los rusos habían reventado la fábrica de turbinas navales de Mikolayev lo tuve claro. El asunto de fondo es que quieren una Ucrania desindustrializada».

Por otro lado, «los rusos llevan la iniciativa en las provincias de Donetsk, Lugansk y Zaporiyia. Hay duros combates en Mariupol y hemos visto el desembarco de fuerzas en el puerto de Berdiansk. Así que podemos deducir que el objetivo ruso es consolidar sus conquistas territoriales en la región que denominan ‘Nueva Rusia’ para dominar la totalidad del Donbas y obtener una conexión terrestre desde Rusia a la Península de Crimea. Controlar Mariupol es el último obstáculo para ello», dice Pérez Triana.

«La gran duda es qué harán los rusos una vez caiga Mariupol. Podrían anunciar haber logrado sus objetivos y negociar un alto el fuego desde una posición de fuerza. O tratar de terminar de controlar toda Ucrania al este del río Dnieper, tratando de embolsar al ejército ucraniano avanzando desde el norte dejando atrás Jarkov por el norte y hacia Dnipro desde el sur».

Villanueva afirma que «los ucranianos están demostrando una notable capacidad de resistencia y también de sorprender a los rusos, dando golpes de mano y causando grandes bajas. Es posible que, si Rusia no consigue reponer los muertos y heridos, algunas partes de su dispositivo queden comprometidas y esto de lugar a embolsamientos. En los últimos días son cada vez más los rumores que apuntan a que esto estaría ocurriendo al noroeste de Kiev, entre Gostomel, Bucha e Irpin«.

Precisamente esa estrategia de embolsamientos que pretendía Moscú al tratar de cercar unidades enteras del ejército ucraniano no ha terminado de funcionarles ni en el Donbas, donde están las mejores tropas ucranianas, en guerra desde 2014, como en la zona de Jarkov. Ninguno de los calderos de batallones de la resistencia ha sido rodeado, un éxito para Kiev y un golpe para Moscú.

«Seguramente, el alto mando ruso esté valorando que la caída de Mariupol les permitiría liberar fuerzas con las que avanzar hacia Zaporiyia y Dnipro, lo que supondría para Ucrania una gran amenaza, tanto por la destrucción, como por un posible embolsamiento de medio país. En cualquier caso, son conscientes de que también Ucrania tiene un límite en su aguante».

¿Podría Putin usar armas químicas o nucleares si su ofensiva fracasa y los ucranianos siguen multiplicando las bajas rusas? «El uso de armamento químico e incluso nuclear no es en absoluto descartable. Por una parte, cuanto más se alargue el conflicto y más daño hagan las bajas y las sanciones, mayor será la tentación para Rusia de recurrir a estas armas para rendir ciudades ucranianas y negociar desde una posición de fuerza», dice Villanueva.

Sin embargo, Pérez Triana opina lo contrario: «Yo lo descarto. Las armas químicas requieren ciertas condiciones meteorológicas para que las nubes de gas sean efectivas. No es un arma que sirva en todo lugar y circunstancia. En teoría, sirve para aniquilar infantería al descubierto. En la práctica, en las últimas décadas hemos visto que se ha usado para atacar población civil, como en Irak bajo Saddam Hussein y en Siria por el régimen de Damasco. Considero que su uso en Ucrania sería una línea roja que de ser cruzada por los rusos generaría una reacción visceral de la OTAN. También es verdad que esta guerra ha supuesto que muchos tabúes, como el de la guerra convencional en Europa, han saltado por los aires. Y tratar de aplicar nuestros esquemas mentales a la toma de decisiones de Vladimir Putin puede llevar a conclusiones erróneas».

«Cuando vi a los rusos hablando de laboratorios químicos y nucleares me empecé a preocupar», dice Guillem Colom. «Yo no lo descartaría a estas alturas. Ya superaron la línea roja de Obama en Siria«.

¿Estamos ante un agotamiento de los dos ejércitos? ¿Van a poder aguantar ambos este nivel tan alto de bajas por parte rusa y de destrucción por parte ucraniana? «El gobierno ucraniano exponía esta semana sus necesidades de misiles antiaéreos y anticarro. Los rusos están buscando carne de cañón entre sus aliados: la Libia de Haftar, la Siria de Bashar Asad, Chechenia y las repúblicas separatistas de Georgia (Abjazia y Osetia del Sur)», dice Pérez Triana.

«Además Moscú traslada a Ucrania material militar del Lejano Oriente para compensar las pérdidas. Ya han lanzado más de 1.000 misiles de crucero y balísticos y han empezado a usar armas más exóticas, como los misiles hipersónicos Kinzhal y misiles antibuque Bastión. Para mí es indicativo que se le están agotando las existencia de misiles de crucero», asegura el analista. «Para los dos bandos será difícil mantener el actual nivel de esfuerzo indefinidamente y eso empujará a ambos a la mesa de negociación», concluye.

Guillem Colom afirma: «Las suposiciones rusas se basan en errores de cálculo brutales. El plan no se aguanta ni con alfileres. Yo creo que están cerca de alcanzar el punto de Clausewitz [en el que el atacante consume más recursos de los que dispone]. Es lo que tiene ir a la guerra en pelotas».