Humillación histórica del Barça al Madrid

Humillación histórica del Barça al Madrid

El Clásico a priori más intrascendente acabó en una humillación histórica, de las que son difíciles de olvidar tanto para el Real Madrid, por el repaso que se llevó en el campo, como para el Barça, que confirma con su goleada en el Bernabéu que está de vuelta. 

Los blancos se llevaron cuatro goles, como se pudieron llevar seis, siete u ocho en un duelo en el que, por momentos, parecía de juveniles contra profesionales y que tiene un claro vencedor, en la figura de Xavi Hernández, y un derrotado, un Carlo Ancelotti que sale muy tocado. ¿Y la lucha por la Liga? De sentenciada, nada, los azulgranas se ponen a 12 de los blancos… con un partido jugado menos.

Tanto Ancelotti como Xavi plantearon ajustes en sus onces. El italiano arriesgó apostando por Modric como falso nueve en lugar del lesionado Benzema, mientras que el catalán puso a Araujo en el lateral derecho para frenar a Vinícius. La apuesta visitante fue un gran acierto, mientras que la local, un desastre absoluto. El croata estuvo totalmente perdido en el campo, y a la vez su equipo le echó mucho de menos en la salida del balón ante la presión rival.

El Barça monopolizó el balón desde el minuto uno, aunque eso no parecía incomodar al Real Madrid, que eligió el mismo camino que en la Supercopa, el de las rápidas transiciones con Vinícius haciendo daño. Una arrancada de Fede Valverde acabó en un remate algo desviado de Rodrygo, mientras el uruguayo tuvo una gran ocasión tras una jugada de Vini y un remate al que respondió Ter Stegen con una gran mano abajo.

Con el paso de los minutos, fueron creciendo los culés, cuyo dominio se comenzó a traducir en ocasiones. Ferran le ganó la espalda a Carvajal para centrar a Aubameyang, que se encontró con la respuesta de Courtois. El belga también se lució en el posterior disparo de Frenkie de Jong.

El Real Madrid se desconectó del balón y también del juego. Un chut de Ferran pegado al palo y una genialidad de Pedri que salvó Casemiro cuando el valenciano iba a rematar eran el aviso de lo que estaba por llegar: el merecido gol azulgrana. Dembélé encaró por la derecha, se fue con facilidad de Nacho –cómo echó de menos el Madrid a Mendy– y su preciso centro lo remató Aubameyang a la red.

El tanto dejó al Madrid al borde del KO, y los minutos posteriores fueron un baile del Barça. No era capaz el Madrid, pese a perder, de salir de su campo, y los blaugranas, al más puro estilo Xavi, movían el balón de un lado a otro entre el nerviosismo del público del Bernabéu, que no tardó en mostrar su descontento.

Un mano a mano de Vinícius ante Ter Stegen pudo hacer que todo cambiara, pero el brasileño no controló bien el balón y acabó tirándose. La réplica del Barcelona, fue contundente: córner que Araujo, imperial, remató ganándole la partida a Alaba y Militao para poner el segundo.

En el vestuario, nadie sabe lo que se le pasó por la cabeza a Ancelotti, pero para darle la vuelta al marcador, decidió sacar a Camavinga, pasar a una defensa de tres… y ahí vino el desastre. Nada más comenzar, mano a mano de Ferran, que con todo el tiempo del mundo, disparó alto. Un minuto después, un tres contra uno en el que Auba le regaló el gol al valenciano, que esta vez no perdonó totalmente solo.

Reculó el técnico italiano, reorganizando al equipo y pasando a jugar con cuatro de nuevo, pero con su equipo jugando a tumba abierta, sin ningún sentido. Con el equipo blanco volcado y tratando de atacar sin ningún sentido, con cada jugador haciendo la guerra por su cuenta, el Barça se daba un festival a la espalda de la zaga blanca. Una contra perfecta en la que Ferran rompió la el fuera de juego acabó con gol de Aubameyang, validado por el VAR.

Quedaba más de media hora y olía a goleada más escandalosa aún. El Real Madrid era un equipo fuera del partido, sin alma, buscando un imposible, y los atacantes del Barça se dedicaron a disfrutar al espacio. Y que el quinto no lelgara parecía un milagro: Auba falló solo en boca de gol, Courtois se lució a tiros de Ferran y Depay y Militao evitó como pudo el gol de Dembélé.

El baño histórico puede suponer un golpe de efecto no solo en la Liga, sino en la dinámica de los Clásicos, tras cinco seguidos de color blanco. El Barça de Xavi ha dado un golpe descomunal encima de la mesa y un bofetón a su rival.