Fernando Alonso aprende a esperar: el mal resultado en Australia es un antes y un después para ‘El Plan’

Fernando Alonso aprende a esperar: el mal resultado en Australia es un antes y un después para ‘El Plan’

Uno de los grandes defectos que pueden sufrir los pilotos de Fórmula 1 a la hora de encarar una carrera es la sobreexcitación. Los primeros instantes son emocionantes ‘per se‘, y a veces no coordinan bien lo que están viviendo (semáforos, adelantamientos al límite en la primera curva, posibles problemas en la arrancada) con dónde quieren llegar. Que se lo digan a Carlos Sainz.

Saber esperar es, por contra, una de las mejores virtudes que pueden tener. Adelantar cuando se debe y no cuando se quiere, gestionar el desgaste de los neumáticos para no quemarlos al inicio y saber poner toda la potencia del motor en según qué momento de la carrera pueden marcar la diferencia entre ganar, hacer un podio, puntuar o ser último.

A Fernando Alonso le toca contemporizar o, lo que es lo mismo, gestionar el tiempo. El botín de solo 2 puntos de 78 posibles parece muy pobre: él hubiera querido ir mucho más deprisa en esta recta final que tiene contra el tiempo que le queda en la competición antes de jubilarse (dos o tres años, con suerte). Ver cómo su compañero Esteban Ocon ha obtenido 20 tampoco le ayuda a entenderlo, más allá de usar el comodín de la mala suerte como excusa y escudo.

Pero visto en perspectiva, ni mucho menos puede dar por malo el inicio de campaña. Si miran al box de Aston Martin, por ejemplo, en Alpine deben darse más que por satisfechos: es el único equipo que no ha puntuado y Sebastian Vettel y Lance Stroll tuvieron un fin de semana para olvidar en Melbourne. 

Mientras, Alonso se vio en la pelea por estar en la zona noble de la parrilla hasta que rompió el sábado y Ocon se coló de nuevo en el ‘top 10’, siendo uno de los únicos cuatro pilotos que ha puntuado en las tres citas disputadas en este 2022.

Aunque parezca complicado de entender, la avería del sábado de la clasificación en Melbourne que le costó a Alonso un accidente, salir 10º y en última instancia acabar el último (entre otros motivos, como una estrategia fallida o dos coches de seguridad descompasados a su situación de carrera).

Que esa avería sea provocada por una simple junta tórica, que es un aro de goma cuyo coste es de 2 euros, fácilmente reemplazable, es todo un alivio. No hará falta sustituir un nuevo motor (o no por ese motivo), y en la clasificación se vio que tiene potencia de sobra.

Por eso, en Alpine no cunde el pánico tanto como podría parecer. El rendimiento está ahí y aunque ni Alonso ni Ocon están mostrando el ritmo que les gustaría, está claro que están cocinando un monoplaza que puede convertirse en una constante en la zona alta.

Si en el GP de Emilia Romaña no pasa nada extraño, los problemas de fiabilidad desaparecerán. Alonso ya lleva muchos años en esto y sabe que esperar al momento idóneo puede ser clave para dar el susto, y si la Fórmula 1 ha enseñado algo a lo largo de las campañas precedentes es que lo que para unos es un resultado inaceptable (Mercedes ve ahora como un éxito ser 3º y 4º cuando hace no tanto no les servía nada que no fuera un doblete), para otros todo lo que sea ir asentándose, piano piano, en una zona confortable de resultados es digno de celebración.

Esos resultados se producirán, tarde o temprano, en cuanto la fiabilidad les acompañe. ‘El Plan’ comenzaba con darles un motor potente y digno: hacerlo resistente será parte de la siguiente fase. Cuando tenga que llegar, llegará.