Fedea anticipa que la creación de empleo podría estar «tocando techo» con un frenazo en la contratación indefinida

Si septiembre no ofrece un giro inesperado, la recuperación del empleo se estancará en el tercer trimestre del año. Los economistas de Fedea advierten de que la duración de los empleos indefinidos se recorta tras la entrada en vigor de la reforma laboral Leer

Fedea anticipa que la creación de empleo podría estar «tocando techo» con un frenazo en la contratación indefinida

Si septiembre no ofrece un giro inesperado, la recuperación del empleo se estancará en el tercer trimestre del año. Los economistas de Fedea advierten de que la duración de los empleos indefinidos se recorta tras la entrada en vigor de la reforma laboral Leer

La recuperación del mercado de trabajo tras la pandemia y con la entrada en vigor de la reforma laboral entra en una nueva etapa este tercer trimestre. Los economistas de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) adelantan que la creación de empleo se ralentiza tanto en el volumen total de nuevos trabajadores como en el modelo de contratación que registran. «Podría estar tocando techo sin haber superado con claridad el nivel previo a la pandemia», sostienen.

«Los registros de afiliación a la Seguridad Social de julio y agosto anticipan un estancamiento del número de cotizantes en el tercer trimestre, a la espera de conocer su evolución en septiembre», concluye el informe que han presentado esta mañana en el el Observatorio Trimestral del Mercado de Trabajo, un proyecto que comparte con el Instituto EY- Sagardoy y BBVA Research.

Rafael Doménech, responsable de análisis económico de BBVA Research, ha explicado que ya en el segundo trimestre la creación de empleo perdió impulso en el segundo trimestre, ya que tanto el crecimiento del margen extensivo (ocupados) como el del intensivo (horas trabajadas) se moderaron entre abril y junio con independencia del indicador considerado. En su opinión, el estancamiento que anticipa «es consistente con otros indicadores de la economía», como sucede con los datos intertrimestrales del producto Interior Bruto (PIB).

Ya el pasado mes de julio, tras la publicación de los datos de la Encuesta de Población Activa relativas al segundo trimestre, tanto el Gobierno como el Banco de España advirtieron de una tendencia más negativa de lo que daban a entender unos registros inéditos desde 2008. La vicepresidenta Yolanda Díaz admitió «ciertas incertidumbres en el mercado de trabajo» llamó a la prudencia y prometió el respaldo del Estado a los trabajadores afectados. Su colega en Seguridad Social, José Luis Escrivá, admitió que esperaban que el empleo se ralentizara porque «no era sostenible este crecimiento». Es decir, la recuperación del empleo ha tocado techo.

El estancamiento no se da solo en cuanto al volumen de trabajadores contratados sino en la calidad del empleo que se genera, un aspecto que afecta de lleno a la reforma laboral que entró en vigor parcialmente el pasado 1 de enero y de manera completa en el segundo trimestre con las nuevas normas de contratación. Florentino Felgueroso, uno de los principales expertos en materia laboral, ha incidido en que la el impacto de la reforma laboral en la afiliación indefinida se ha «frenado» en los últimos meses, aunque el número de estos contratos sigue siendo «muy sustancial».

Durante toda la presentación del estudio tanto Felgueroso como el resto de economistas han subrayado que es pronto para evaluar de manera precisa los efectos de la reforma promovida por Díaz. Pero, en cualquier caso, se muestran mucho menos entusiastas que la vicepresidenta en cuanto al vuelco que se ha producido en el mercado laboral en lo que se refiere al fin de la precariedad en los empleos.

En síntesis, podría decirse que la reforma laboral ha minimizado la temporalidad pero que los contratos indefinidos, aunque son cada vez más comunes, duran cada vez menos.Un ejemplo podrían ser los contratos fijos discontinuos que los Inspectores de Trabajo apuntan como potenciales focos de precariedad. Pero Felgueroso ha señalado que se está produciendo un aumento del número de bajas de los contratos indefinidos en comparación con 2019, año previo a la pandemia, mientras que se está dando una disminución en el caso de los contratos temporales, debido a que se firman menos desde la entrada en vigor de la reforma laboral.

Por su parte, el investigador asociado de Fedea Marcel Jansen señaló que «tener un contrato indefinido es mejor que tener uno temporal» pero avisó de que se puede producir un aumento de la «precariedad» en los empleados con contrato fijo discontinuo, ya que aunque tengan el mismo contrato al ser fijo, pueden tener «la misma inestabilidad».