Emma Thompson pide la supresión de los visados para los refugiados

Emma Thompson pide la supresión de los visados para los refugiados

La actriz Emma Thompson, patrona del Refugee Council, se ha sumado al clamor popular para suprimir las trabas burocráticas y los visados especiales a los refugiados ucranianos que buscan asilo en el Reino Unido. La Cruz Roja, Oxfam y Save the Children figuran también entre los firmantes de una carta abierta pidiendo al Gobierno británico que elimine el actual sistema que «está creando una angustia añadida a los ucranianos traumatizados».

Tan sólo 2.700 refugiados han logrado visados a través del programa UK Homes for Ukraine, pese a que 200.000 británicos se han ofrecido a darles alojamiento. El número de visados es incluso inferior al de inmigrantes (3.075) que han cruzado en el mes de marzo el Canal de la Mancha en lanchas inflables.

«El Gobierno puede hacer mucho más por los refugiados», declaró Emma Thompson. «El proceso para lograr visados es muy lento y complicado. Estamos hablando de gente en una situación de emergencia».

En los mismos términos se expresan las organizaciones no gubernamentales, que recalcan el contraste entre las medidas humanitarias introducidas por los países de la UE en contraste con la inflexibilidad del Reino Unido.

El Gobierno francés acusó directamente a Londres de «falta de humanidad» por el tratamiento a los refugiados ucranianos que llegaban al puerto de Calais y que eran enviados de vuelta a su consulado en París. Inicialmente, sólo se permitía tramitar un visado a quienes tuvieran familiares en suelo británico (22.800 hasta la fecha). El 18 de marzo, el ministro Michael Gove anunció a bombo y platillo el programa UK Homes for Ukraine y especuló con que los refugiados ucranianos podrían ser albergados en las mansiones confiscadas a los oligarcas rusos.

Las promesas se estrellaron pronto contra la burocracia, como ocurrió con el traslado a Escocia -demorado más de dos semanas- de 52 niños de los orfanatos de Dnipro. Desde Kiev, Tatiana Dembricka, de 74 años, reveló cómo había estado tres semanas en el limbo para poder unirse a hija Eugene, que vive en Reino Unido. Katerina Ilasova, de Poltava, se lamentaba el miércoles a The Guardian en un puesto creado por voluntarios británicos en la estación de Varsovia: «La impresión que tenemos es que no quieren recibir refugiados. El sistema es muy complejo y la gente prefiere, al final, ir a países donde sea más fácil entrar».

La concejala conservadora Samantha Flower, vecina de Buxton, presentaba entre tanto su dimisión tras experimentar en carne propia las dificultades para «esponsorizar» a un joven ucraniano de 17 años con el consentimiento de su padre: «Estamos aplicando un sistema hostil y xenófobo hacia los refugiados. Éste no es el partido al que me afilié, nos hemos ido hacia la extrema derecha».

El premier Boris Johnson capeó este miércoles como pudo la tormenta y presumió de la «generosidad» de los británicos con los refugiados de Afganistán y los visados a ciudadanos de Hong Kong. Jonhson, que hace dos semanas decidió nombrar un secretario para los refugiados (Richard Harrington), está recibiendo presiones de su propio partido para forzar la dimisión de la secretaria de Interior, Priti Patel, ante el doble fiasco del récord de inmigrantes cruzando el Canal de la Mancha (28.000 el año pasado) y la falta de medidas humanitarias de emergencia para poder acoger a los refugiados ucranianos.