El castrismo busca «derrotar» al 11-J con un multitudinario Primero de Mayo

El castrismo busca «derrotar» al 11-J con un multitudinario Primero de Mayo

Crisis «No hay comida, no hay medicinas, no hay nada en Cuba, y eso no es producto del embargo de EEUU» América Latina Cortina de humo bélico para ocultar la represión

«Convocados por la revolución de Fidel, nos vemos en la Plaza con Raúl y Díaz-Canel», titulaba el diario ‘Granma’, boletín oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), para animar a los cubanos a asistir al desfile del Primero de Mayo, que, tras dos años de ausencia por culpa de la pandemia, se volverá a repetir en la Plaza de la Revolución. El General de Ejército, como denomina la prensa oficialista a Raúl Castro, anunció al IV Pleno del Comité Central del partido que estará en su tribuna privilegiada junto a su sucesor cuando está a punto de cumplir 91 años.

Más allá de la rima facilona del titular, ante la cual la poetisa Dulce María Loynaz habría cerrado los ojos y suspirado profundamente, el régimen castrista otorga a su cita favorita anual una importancia decisiva. «El objetivo es mostrar músculo público, como siempre han querido hacer, en un escenario de crisis, de éxodo, de represión y también, aunque limitada, de resistencia», ha resumido para EL MUNDO el politólogo e historiador cubano Armando Chaguaceda.

Por supuesto, nada quedará al libre albedrío este domingo en La Habana. La revolución castrista siempre ha preparado la marcha favorita de Fidel tal y como marca su modelo político: ministerios, entidades públicas, centros de trabajos, colegios, universidades y comités de defensa de la revolución trabajan de forma conjunta para forzar la participación de la gente que no desea hacerlo hasta convertirlo en un acto multitudinario.

El operativo se ha prolongado este año a las redes sociales, bajo el eslogan «Vamos con todo», adoptado por el oficialismo desde hace semanas. Desde la Presidencia se exhorta incluso a etiquetar en Twitter a «dos personas con las que te gustaría encontrarte» en la marcha y desde los organismos revolucionarios también se pide que tomen fotografías durante la marcha para subirlas a las redes sociales.

«Los invito a encontrarnos en la Plaza. Por el heroísmo de la resistencia y el inspirador triunfo de la creatividad colectiva, por las vacunas y los vacunados», ha arengado el presidente Miguel Díaz-Canel, quien se ha situado al frente de la movilización. Y para que quede claro de la trascendencia del momento, el órgano del PCC insistió en que «muchas razones avalan que no es este Primero de Mayo uno más de los tantos. Cuba sabe los tiempos que vive y, contra todo pronóstico, permanece viva«.

La revolución pretende de esta forma recuperar la calle perdida el 11-J del año pasado, cuando miles de cubanos se lanzaron de forma espontánea a las calles en la principal rebelión popular tras más de seis décadas de castrismo. Las consecuencias todavía se viven en la isla, con la represión contra activistas y opositores y el encierro carcelario de cientos de jóvenes. Según la organización Prisoners Defenders, de los más de 1.000 presos políticos en las mazmorras de la dictadura, casi 900 lo son por el 11-J.

Entre ellos figuran una treintena de menores de edad y varios de los líderes más populares de la disidencia, como el artista Luis Manuel Otero Alcántara, a la cabeza del Movimiento San Isidro; el rapero Maykel Osorbo, uno de los autores del himno libertario Patria y Vida, y José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu). Los tres han protagonizado protestas y huelgas de hambre durante sus 10 meses de prisión, lo que, junto a un encierro en pésimas condiciones, han perjudicado su estado de salud.

De hecho, Amnistía Internacional (AI) ha denunciado recientemente que Otero Alcántara ha perdido la vista de un ojo y no ha recibido atención médica. «Su situación debe ser motivo de vergüenza para el gobierno cubano y de completa indignación para quienes somos testigos de su deterioro. Debe ser liberado inmediata e incondicionalmente», ha exigido Erika Guevara, directora de AI para las Américas.

La tradicional marcha del Día Internacional del Trabajo llega también en medio del éxodo hacia Estados Unidos, propiciado por los gobiernos de La Habana y Managua. Miles de cubanos, se calcula que en torno a 80.000, han aprovechado la vía abierta con el libre visado entre ambos países para lanzarse en avión hacia Nicaragua y, desde allí, plantarse en la ribera del Río Bravo, junto a los que llegan directamente tras atravesar el Tapón de Darién, entre Colombia y Panamá.

El éxodo provocado por la ola represiva y la perpetua crisis socioeconómica son de tal calibre que las autoridades estadounidenses calculan que solo en marzo fueron 32.000 cubanos los que intentaron cruzar al otro lado, el doble que en febrero y cinco veces más que en octubre.