Biden desconfía de la negociación con Rusia y armará más a Ucrania

Biden desconfía de la negociación con Rusia y armará más a Ucrania

Guerra en Ucrania Joe Biden prevé «una guerra larga y dura» en Ucrania y envía drones y misiles de largo alcance a Kiev Guerra de Ucrania Huida de Mariupol con 14 personas hacinadas en un coche: los abuelos no viajan, prefieren morir en casa

Tanto Rusia como Ucrania empiezan a entender que la guerra se ha atascado como los tanques en el barro y que ninguno de los dos, a corto plazo, puede vencer al otro. Ayer se abrió una ventana de oportunidad para la paz a la que aún le queda mucho trabajo de maduración, pero que permite mantener ciertas esperanzas: ambas partes aseguran que ya hay acuerdos sobre algunos de los asuntos en los que hace tres semanas había enormes diferencias. Una montaña de muertos después y con varias ciudades arrasadas, es posible que las armas callen.

De momento, mientras negociaban un acuerdo de paz, los rusos siguieron con su rodillo artillero sobre las ciudades ucranianas. Este miércoles bombardearon el teatro de Mariúpol, una joya arquitectónica justo en el centro de la urbe portuaria. La Rada de Ucrania informó de que en el interior del teatro había muchos ciudadanos escondidos y que se desconoce si hay supervivientes. Afirmó que en los alrededores del edificio se desató «una fuerte batalla» y que nadie podía acceder a la zona.

«El estatus neutral de Ucrania se está discutiendo seriamente junto, por supuesto, con las garantías de seguridad. Esto es lo que ahora se está negociando en las conversaciones. Hay pactos absolutamente específicos y, en mi opinión, las partes están cerca de ponerse de acuerdo sobre ellos«, dijo ayer Sergei Lavrov, ministro de Exteriores ruso.

Por su parte, el presidente ucraniano no llegó tan lejos pero aseguró que las conversaciones con Rusia «son ahora más realistas» que hace unas semanas.

Parte del contenido de esas conversaciones fue filtrado al diario Financial Times, que asegura que el documento puede tener «15 puntos» con un inminente «alto el fuego y salida de las tropas rusas del territorio ucraniano ocupado», citando tres fuentes implicadas en dichas negociaciones. El «borrador de la paz», como algunos lo llaman, incluiría la renuncia de Ucrania a integrarse a la OTAN y a la UE. El pasado martes, Zelenski dio un paso atrás a este respecto, al reconocer que su país «no entrará en la OTAN».

El presidente de EEUU, Joe Biden, que ayer se mostró muy escéptico sobre las verdaderas intenciones de Vladimir Putin, anunció mientras tanto el envío inmediato de 800 millones de dólares (unos 730 millones de euros) a Ucrania para que ese país se defienda de la invasión rusa. «Ésta podría ser una batalla larga y difícil, pero el pueblo estadounidense se mantendrá firme en nuestro apoyo al pueblo de Ucrania«, recalcó el presidente de EEUU.

Biden incluso firmó delante de las cámaras de televisión la orden en virtud de la cual se realizará la transferencia de armamento. Se trata de una escalada en el conflicto por parte de EEUU, ya que, entre los sistemas de defensa que recibirá el asediado Gobierno de Ucrania se encuentran misiles antiaéreos de largo alcance y aviones no tripulados (drones) que serán destinados tanto a tareas de espionaje y reconocimiento como de ataque contra los rusos.

Biden, sin embargo, se negó a acceder a las demandas formuladas por el presidente ucraniano, Volodimir Zelinski, que apenas tres horas antes había suplicado al Congreso estadounidense la entrega de aviones y el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre su país en la que no puedan volar aviones ni misiles rusos.

Con el nuevo cargamento de armas, Estados Unidos habrá aprobado el envío a Ucrania de equipos militares por valor de 1.050 millones de dólares solo esta semana, ya que con anterioridad Washington había decidido mandar armas por 250 millones más. Otro material que Biden anunció que recibirán los ucranianos, aunque ocupe menos titulares, es igualmente significativo: más de 25.009 uniformes y sistemas y equipos para procesar y obtener Inteligencia en el campo de batalla.

Nos encontramos ante días decisivos en la invasión. Desde hace unos días, tanto el régimen de Putin como el Gobierno de Zelenski habían acercado posturas y superado algunas líneas rojas anteriores. En el caso del primero, ya no le importa reconocer al presidente ucraniano como legítimo mandatario. En el caso del ruso, Zelenski le concede ya abiertamente una renuncia explícita a echarse en brazos del bloque occidental. Para completar el acercamiento, Moscú propone para Ucrania un estatus parecido al que Suecia mantiene con Bruselas, es decir, que puede firmar acuerdos de colaboración pero sin llegar a la pertenencia como socio.

Algunos de los puntos del acuerdo podrían ser, según Financial Times, el reconocimiento del ruso como lengua cooficial además del ucraniano y que se ofrezcan garantías de seguridad de que Ucrania no albergará bases militares extranjeras en su territorio.

Entre los asuntos más espinosos, sin pacto todavía, está la petición rusa de reconocimiento de Crimea y el Donbás como regiones independientes de Ucrania, pero el Gobierno de Zelenski se resiste a considerarlo. Además, en Kiev no acaban de creerse estos movimientos negociadores de Rusia. Muchos estiman que se trata de una estrategia de Moscú para ganar tiempo y resolver los enormes problemas logísticos que sufren sus tropas antes de intentar el asalto a la capital ucraniana.

Ante las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos, reunido ayer en sesión especial en el auditorio del Capitolio, Zelenski fue recibido y despedido con ovaciones cerradas. El presidente ucraniano no habló de geopolítica. No se refirió a la OTAN, a las negociaciones con Rusia, o a la estabilidad en Europa. Su mensaje, acompañado de un vídeo en el que se mostraba la destrucción de Ucrania en las tres semanas de invasión rusa, fue mucho más básico y emocional: su país necesita más ayuda. Y la obtuvo.

Es un discurso que marcará la política de Estados Unidos durante días o semanas. Zelenski, que cuenta con la colaboración gratuita de algunas de las empresas de comunicación y asuntos públicos más influyentes de Washington, lanzó un mensaje directo a la psicología de su audiencia. No hubo sitio para la geopolítica, y sí para las referencias que Estados Unidos entiende a un nivel más básico. El ataque japonés a Pearl Harbor, en 1941, los atentados terroristas del 11-S, y las palabras del líder de la igualdad racial Martin Luther King fueron los puntos de referencia del jefe del Estado y del Gobierno de Ucrania.

«Rusia ha convertido el cielo de Ucrania en una fuente de muerte», dijo Zelensky, que pidió, una vez más, la creación de una zona de exclusión aérea en los cielos de su país similar a la que se creó sobre Bosnia en 1994, cuando esa ex república yugoslava se vio atacada por Serbia. «Si eso es mucho pedir…», dijo. Zelensky recurrió, también, a la frase de Luther King, el «yo tengo un sueño» que pronunció en Washington en 1963. «Yo tengo un sueño. Todos conocen estas palabras. Yo hoy tengo una necesidad», dijo. «Necesito proteger nuestro cielo».