Ayuda española en el frente de batalla de Ucrania: «Fueron los primeros en ayudar y estamos increíblemente agradecidos»

Ayuda española en el frente de batalla de Ucrania: «Fueron los primeros en ayudar y estamos increíblemente agradecidos»

LLUÍS MIQUEL HURTADO


@llmhurtado

Krivói Rog (Ucrania)

Actualizado Miércoles,
23
marzo
2022

02:16

Guerra en Ucrania Una torre de Babel de voluntarios

No dan abasto. En una nave de las afueras, una docena de manos se mueven veloces como las de un prestidigitador para finalizar un truco que comenzó a miles de kilómetros de distancia: el que permitirá paliar las dificultades del día a día de un número incontable de ucranianos. El almacén huele a España. Botellas de agua, cajas de galletas, pañales, ropa para adultos y niños, medicamentos de todo tipo e incluso tres sillas de ruedas y carritos de bebé: los voluntarios no dan crédito.

«Os estamos muy agradecidos a España por vuestra ayuda y por vuestro soporte. Tened claro que, en cuanto acabe la guerra, regresaremos a vuestras maravillosas playas y a vuestra gente afectuosa», dice Tatiana, una joven con los ojos chispeantes y la sonrisa desbocada, mientras saca prendas de una caja y las dobla con primor. A su lado, una anciana, Inessa, le ayuda con los quehaceres. Ella también agradece y pide algo más: «Necesitamos una zona de exclusión aérea. Que paren los bombardeos».

‘Asturias, patria querida’…incluso en el frente. La inmensa mayor parte de la ayuda humanitaria que ha llegado a este rincón de Ucrania procede del Principado, explica el diputado ucraniano Dmitry Shpenov. Él fue responsable de canalizar los esfuerzos que, según enfatiza complacido, «proceden exclusivamente de la sociedad civil». Las cajas no dejan lugar a dudas: muchas llevan mensajes anónimos escritos a mano. En una de ellas, Shpenov encontró una concha con un nombre escrito junto a un corazón: Carlos.

Desde este almacén, la ayuda se reparte según el tipo de objeto. El material médico se reparte en especial por las zonas rurales, donde hay más de 50 ambulatorios en una situación precaria debido a la guerra. «Las cadenas logísticas están fallando por culpa de la situación, por lo que estas medicinas están siendo cruciales para muchas personas que habían dejado de poder tomar sus dosis», dice Eugenia Paliy, una emprendedora de la localidad que ahora dedica casi todo su tiempo al voluntariado.

La ropa va a una institución que la reparte entre aquellos desplazados que tuvieron que huir de sus casas con lo puesto; la comida cubre las carencias en los hogares, algunos en zonas rurales remotas, debido a los problemas de desabastecimiento que sufren muchas zonas de Ucrania. «Nos encargamos de que toda esta ayuda se entregue directamente a quien lo necesita y sin pagar por ella», subraya Shpenov. Su impacto es evidente: «Ahora mismo, uno de cada dos vecinos ha recibido la ayuda».

La ola de solidaridad nacida en el Cantábrico ha desbordado Krivói Rog y ha alcanzado incluso zonas bajo asedio. La solidaridad de los españoles ha logrado romper el cerco ruso sobre Mariupol, donde miles de personas sufren amenaza de hambruna. También ha llegado a Jarkov, víctima de intensos bombardeos diarios. Pronto llegará a zonas del norte del país bajo amenaza de quedar aisladas. «Las zonas próximas al frente son prioridad», destaca el diputado. «Así, si las asedian, podrán subsistir«.

El corazón de este esfuerzo solidario ciclópeo está en Oviedo. Allí vive una nutrida comunidad de ucranianos que lleva meses en vilo. «Si no hacía nada me volvería loca», confiesa Krystyna Pechena, nacida en Kiev pero ovetense desde los seis años. «Ahora, mi cabeza está ocupada por completo en las tareas de recaptación y envío», asegura. «Apenas duermo unas pocas por la noche, pero es una alegría ver que la ayuda está llegando a su destino».

Todo comenzó con una manifestación en contra de la guerra y una idea: «Hay muchas iniciativas para ayudar a los refugiados, pero no tantas para llevar ayuda adentro de Ucrania», explica Pechena. Para remediarlo, los ucranianos de Asturias comenzaron a movilizarse. Pronto se sumaron españoles también deseosos de contribuir, formando una red que contó con apoyos de todo tipo, desde empresariales, universitarios y financieros para cubrir todas las fases de una logística compleja. Y exitosa.

Todos, recalca Krystyna, actúan de forma desinteresada, dedicando parte de su tiempo y de sus recursos para ayudar a los ucranianos. El resultado se aprecia en la nave ucraniana, hasta arriba de cajas con inscripciones en español. No falta casi de nada. «Ahora que se acaba el invierno, ya no hacen falta prendas para el frío. Por otra parte, necesitamos más comida infantil en polvo y alimentos no perecederos», señala el diputado que coordina las entregas, quien remacha. «Los españoles fueron los primeros en ayudar y os estamos increíblemente agradecidos. Con este apoyo, venceremos pronto».

Mensaje de agradecimiento escrito por varios niños.LL.M. H.

Entre las cajas asoma un enorme pliego de dibujos. Los han hecho los pequeños de Krivói Rig, como regalo de agradecimiento a España, que viajarán de vuelta acompañados de muñecas tradicionales motanka. «Gracias por la ayuda», han escrito muchos. «¡Esto ha servido hasta para que los niños ucranianos aprendan español!», dice una voluntaria. Algunos dibujos unen las banderas de España y Ucrania y piden paz. Otros, reflejan el daño que este conflicto está haciendo en las criaturas: a un lado del folio, un crío ha dibujado un tractor cosechando trigo; en el otro ha dibujado un tanque y casas en llamas.